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Els Frikinautes

Libros libritos y libracos: Rebelión en la granja y 1984, de George Orwell

Un intelectual socialista desencantado y crítico incluso con la gente que pensaba como él, un mito para todos los que nos consideramos demócratas y de izquierdas y un azote contra los totalitarismos de toda clase.  Eso es lo que era George Orwell, un inglés de pura cepa que retrató como nadie los regímenes totalitarios.

Resulta curioso que entre las obras más importantes de este escritor básicamente realista se encuentran dos obras de raigambre fantástica: Rebelión en la granja, un cuento de hadas politizado, y 1984, la distopía más famosa de la literatura (y le diría “madre” si no tuviera tanto parecido con “Nosotros”, de  Yevgeni Zamyatin, más aburrida que 1984, pero que es la auténtica madre de la distopía si descartamos la birriosa “París en el S.XX”, pecadillo de juventud del colosal y generalmente optimista y divertido Julio Verne).

Voy a hacer una reseña de ambas obras desde mi punto de vista.

“Rebelión en la granja” es lo que es: un cuento de hadas. Solo que con un trasfondo político: es la historia de unos animales que inspirados en un discurso del cerdo más anciano y respetado de la granja derrotar a su amo alcohólico y despreciable se hacen progresivamente con el control de la granja donde viven. Sin embargo, parece que poco a poco sean los cerdos quienes toman el poder, pero, quién puede probarlo? Sus argumentos son bien convincentes para los otros animales.

Como todo el que ha leído el libro o visto la película sabe, esta novela no es más que un relato sobre la situación en la URSS. Varios personajes se corresponden con equivalentes reales: el tiránico granjero es el Zar Nicolás II, el cuervo de éste representa al clero, el soñador cerdo Mayor es una especie de mezcla entre Lenin y Karl Marx (referencia a la momia del primero y prostitución de los ideales del segundo incluidas. Y es que Orwell era un marxista de la vieja guardia); el cerdo Snowball, valiente, idealista, noble y práctico pero que acaba en el exilio con precio a su cabeza, es Trotsky; el cerdo Napoleón, déspota, hipócrita, cobarde, cínico y malvado es Stalin; el cerdo Squealer, un pelota total, pero que sabe vender una Vespa diciendo que es una Harley es el Primer Ministro Molotov, gran orador y director del Pravda; el caballo Boxer, noble, valiente, con un corazón de oro pero más tonto que Abundio  - en este caso he tenido que consultar - representa al demócrata medio, sea un simple liberal o un comunista menchevique (del sector moderado del Partido, hombres de dios. Es que no habéis leído “La Ventana de Orfeo”? Per cierto, que yo me considero como tal ideológicamente, no me escondo) que luchó contra una dictadura para caer en otra; el sabio, huraño y triste burro Benjamín, mejor amigo de Boxer, es específicamente el ruso medio que no se mete en líos (solo pierde los estribos cuando se trata del bienestar de su amigo Boxer) y sabe que todo cambia para seguir igual. Las ovejas representan a la masa de seguidores del dictador.

Orwell narra la historia con tanta naturalidad como si fuera un cuento infantil, pero con una inquietante neutralidad que hace pensar si no está de acuerdo con los cerdos. Al narrador todo le parece bien. Nos cuenta la historia como quien narra un documental de animales de granja, justamente.

Personalmente me gusta más que “1984”; explica casi lo mismo con más agilidad y acción, y la he leído de un tirón, cosa que solo me ha pasado con 2 libros en mi vida: “Jeruso quiere ser gente” y “Los trece hijos brutos del rey Sisebuto”. Ayuda el hecho de que sea breve, claro.  En mi fuero interno “1984” solo la gana en profundidad, ambientación y un tercer factor muy interesante. Ahora veréis…

Sobre 1984, es la obra de donde salieron conceptos como el “Gran Hermano” que todo lo vigila, y donde se tratan temas como la censura y los juntaletras pelotilleros (de verdad que digo que el concepto de “hacer desaparecer las noticias, luego eso nunca pasó” me recuerda mucho a la política de los diarios deportivos, con el Marca y el Sport por delante) bajo el totalitarismo de un ente que quizá ni tan siquiera exista. Mezclando una trama romántica y de espionaje, cuenta la historia de un triste funcionario del Ministerio de la Verdad (el Miniver; en realidad un órgano de censura que tiene mucho que ver con el personaje de Squealer  en “Rebelión en la granja”) de Oceanía (una especie parodia de la Commonwealth, con Londres como capital) llamado Winston Smith que empieza a tener ideas revolucionarias y admira de todo corazón a O’Brien, alto funcionario que es uno de los líderes de la Hermandad, la banda revolucionaria que se enfrenta al Ingsoc, partido único que domina Oceanía. Junto a él, Julia, una bellísima mujer a la que detesta hasta que ésta declara su amor por él. Desde entonces se deciden, juntos, a entrar en la Hermandad y acabar con el orden establecido. O’Brien les ayudará en su cometido.  

Es una novela distópica brillante, aunque a mí personalmente me gusta más “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. Critica a los totalitarismos sin vehemencias ni partidismos, de una manera más, digamos, “estándar” que en Rebelión en la granja”, e, igual que en ésta presta especial atención al revisionismo histórico (muy de moda en España, últimamente. No digo más). Pero para mí, lo que más sobresale en esta libro, más que la temática, es un personaje: uno de los villanos más fascinantes que jamás se haya visto (no diré el nombre, que es spoiler) , inteligente, sádico y con un encanto especial más propio de un malo de James Bond que de una obra distópica. Sus refinadas torturas, su maldad cercana al cómic más que a la literatura (sin caer en el ridículo, lo que tiene su mérito) y su cinismo hacen que el lector le llegue a coger esa extraña mezcla entre odio y simpatía que sentimos por algunos malosos.

Por si acaso, EL SPOILER: O’Brien es el villano; un tipo sediento de poder, sociópata de primera y fiel al Ingsoc hasta la muerte  Gran mentiroso y astuto como un zorro, vive para aplastar a su némesis, Smith, desde que lo “cala” en las primeras páginas del libro.  No queda claro del todo -- Orwell se dejó un par de detalles en el tintero, según parece expresamente, con la intención de confundir -,  pero es posible que La Hermandad ni tan siquiera exista: es un atrapaingénuos. 

2 comentarios

Pennywise -

Rebelión en la granja lo leí hace años y creo que en un día, buenisimo.
1984 quiero leerlo, a ver si me pongo ahora que tengo un e-reader en camino

Lupus Sigarrensis -

"Rebelión a la Granja" no lo he leído, però 1984 sí y me encanto. Me lo fulminé en "4 días".

Destacar como has dicho que lo de eliminar noticias de acontecimientos, y así no ha ocurrdio para nada és algo propio de la actualidad, y en todo.