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Els Frikinautes

Post de última hora, no podía dejarlo sin escribir

Estábamos un grupo de amiguetes y yo, un individuo sin identidad, muy ilusionados con la perspectiva de vender la exclusiva de un tebeo hispánico estilo manga que había hecho una amiga anónima sobre la vida de los Beatles durante la recepción intercultural íbero-japonesa cuando vimos que los robots de la entrada no iban a permitirnos el acceso. No problemo. Reprogramamos a otros para que hablara como la cocinera del canal IB3, que no la entienden ni en Manacor, y liamos a los otros robots para que nos dejaran pasar. Parecía que solo la hija del máximo representante japonés parecía dispuesta aceptar y hablar con su padre sobre ello. Claro que en estos momentos ya teníamos un problema con la seguridad y tuvimos que escondernos. Yo acerté a esconderme eln e enorme lavabo de mujeres, pero estaba allí una famosilla de las de Sálvame que no sé que haría allí pero estaba.  Como me vio de rasquillón, se asustó y gritó, yo me escondí en un rincón donde no daba la luz y ella hacia los WC. Fue entonces cuando me di cuenta de que me faltaba un ladrillo dorado del Lego loquesea, y que podía arreglarlo. Envié a mi robot Doraemon para que le hiciera la pregunta clave : ¿Es Vd. Un travelo? Doraemon se dirigió a la figura de Lego sin brazos que sonrió y se abrió la bragueta. La ansiada pieza dorada salió de allí. Pero de pronto, la famosilla recuperó la apariencia humana y me vio. Echó a gritar, me escondí en la amplia sala de spa que había en el baño pero la muy tonta pasó de largo para avisar a los de seguridad. Salí y subí por las escaleras de la sala noble enmoquetada en rojo, llena de dorados y candelabros. Muy rococó. Me ajunté con mis amiguetes en el piso superior cuando vi que alguien venía por nosotros a toda velicodad: era un político conservador de los de aquí. De pronto algunos se escondieron tras el mostrador que oportunamente había instalado en ese rincón. Nuestro amigo Ahmed Sallah, un indio apache, se hizo pasar por estatua. En cuando llegó el político, ya íbamos todos mudados como en el Cercle del Liceu: “Què hi fa aquest hippie aquí?””No ho se””Això és una casa seriosa, senyor, vagi a vestir-se bé” El típo se largó corriendo, pero lo vimos volver a los pocos segundos vestido de hippy. De pronto, nos transformamos en hippies para engañarlo de nuevo, pero resulta que el político ya no era mismo el político, sino el President Maragall.
Había que dismular: “Ei, què passa Paski?””És que no vas sier hippie tu també””Va, fot-li a la cachimba, pels vells temps”. Pero solo oler la pipa mexicana (que no cachimba), Maragall se desmayó, derribando un montón de cajas de antiguos juegos de mesa. Éstas se precipitaron hacia el pobre Ahmed Sallah, y tuve el tiempo justo de apartarlo del pedestal antes de que se hiciera pupa. De pronto, vi subir al viejo jefe de los japos. ¡Era Gen, el de Street Fighter! Cogí mi manual de enfrentarse al Tigre japonés y corrí decidido a afrontar mi destino. Cuando me acerqué al viejo, vi que también llevaba un manual, que rezaba en romanji Cómo enfrentarse a la grulla. No sé por qué, lo entendí enseguida y le quité el libro. Contenía una lista de afrentas contra el orgullo japonés provocadas por las culturas extranjeras, incluyendo a los directores de cine Sergei Einsestein y Lo Wei. De pronto, lo vi claro. Fui corriendo a la parte donde se me viera más. Una multitud de hombres barbudos vestidos como en el S.XVI me miraban desde abajo. Estaban en 2D. Tras soltarles el principio del discurso me paré y empecé “¿Pero cómo se atreven a decirnos cómo tenemos que pintarlos? ¿Esta gente desinformada que se creen que a todos nos gustan los toros y el flamenco y se comen la paella con maíz y encima van y les gusta? ¿Qué pasa con la tortilla de patatas?¿Y con el chorizo?” Camiaba cual conferenciante en una Uiniversidad. El confuso japonés me ayudó añadiendo “¿El… arroz con leche?””Eso, el arroz con leche” y alguien añadió “Y las torrijas” y yo grité “LOS BOQUERONEEEEEEES”, pero, justo empezar el grito me he despertado, y no he podido acabar la frase “I EL PÀ AMB TOMÀQUET I PERNIL!”. No sé cuanta gente me habrá oído gritar “LOS BOQUERONEEEEEEES” y “EL PÀ AMB TOMÀQJJJ…”. Solo sé que me ha dado un ataque de risa tonta.

Este hecho es totalmente real (el sueño lo he reconstriído como he podido, a partir de donde recuerdo). Y para que quede constancia de él lo reflejo en este blog a las 3:50 de la mañana, unos 45 minutos tras haber despertado de esa manera y comprobar que no había despertado a nadie.

FINIS

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Muramasa -

trololol