Crónicas del CEFPIFST. Misión 1; Contra el Dr. Nie: Acto 3
Aeropuerto Internacional Norman Manley, Kingston, Jamaica, 16:00 PM (teniendo en cuenta tiempo de vuelo y diferencias horarias)
Ataru  se ya se encuentra en la terminal, y llevaa media hora buscando a  Perumu. Ese idiota era capaz de haberse despistado mirando revistas  guarras
en un duty-free. Ataru va bien trajeado, ya que tenía cita  con un ministro y además debe ocultar las armas. Se siente como un  idiota. Hace un calorazo... Y además, al 
no haber podido afeitarse,  lleva  una barba de dos días. De todas maneras ha logrado esquivar el  jet-lag gracias a que el avión que ha cogido en Londres tenía una  pequeña sección con literas en la que el CEFPIST le había reservado  puesto. Álex era una secretaria tremendamente eficiente. 
No  puede perder el tiempo. Tiene cita con el Ministro a las seis de la  tarde. Decide que contactará con Perumu en otro momento y coger un taxi.  Va hacia la estación y 
se dispone a coger uno cuando un joven elegantemente trajeado se le acerca:
"¿El Sr. Moroboshi?", pregunta
"Sí, yo mismo", responde Ataru
"Me envía el Ministerio, tengo órdenes expresas de llevarle ahí". Le señala un lujoso Chrysler Le Baron descapotable.
"¡Qué lujazo! Nadie me había informado de esto"
"Los taxistas suelen estafar a los pasajeros, y además, temen que haya agentes enemigos cerca".
"Entiendo... ¡Eh, un momento!"
"Qué", le pregunta el joven chófer, alarmado
"Tengo que hacer saber al CEFPIFST que he llegado, ya que mi contacto no se ha presentado.¿Le importa esperarme un momento?" 
"Para nada, Señor"
Ataru  entra en el aeropuerto y se dirige derechito hacia una cabina  telefónica. Introduce la cantidad especificada y marca el número que le  ha indicado el policía jamaicano que le ha recibido (y se ha tenido que  ir al recibir órdenes perentorias de que han pillado a otro narco que  huía hacia Miami).
Una voz femenina le contesta:
"Ministerio de Justicia al habla, ¿qué información desea, ciudadano?"
"Señorita,  me llamo Ataru Moroboshi. Tango una cita con el ministro. He llegado  bien y estaré para la hora especificada. Por cierto, ¿me han enviado un  chófer?... Ajá. Pues no la molesto más. Gracias, señorita".
Ataru  abandona la cabina, para en un duty-free y se compra el Asashi Shimbun  del día. Tras eso, sale, periódico en mano, y se dirige al chófer.
"Listos. Lléveme poco a poco, que sé que el Ministerio no está lejos y quiero ver un poco el lugar". El descapotable arranca.
Perumu,  que ha estado disimulando en otro duty-free, mirando revistas guarras,  no ve a Ataru hasta que es demasiado tarde. No lo había reconocido
entre  las gafas, el traje y la barba de días. Tantos meses entrenando juntos  para esto. Solo puede ver como el descapotable se dirige en dirección  contraria
a Kingston. Corre, se mete rápidamente en un viejo Mercury  Bobcat de cristales ahumados que había alquilado y sigue al "fugitivo".
Han pasado diez minutos, y el Chrysler ha ido acelerando paulatinamente. Ataru lo nota.
"Eh,  tío, que va Vd., a 70 y acabamos de pasar una señal que dice que la  velocidad recomendada es 50. ¿No le he dicho que quiero ver el paisaje?
"Lo  siento, Sr. Moroboshi, pero me da la sensación de que tenemos un coche  detrás que lleva siguiéndonos desde el aeropuerto. Ataru mira atrás para  ver. Es el Bobcat de Perumu. Por culpa los vidrios ahumados, Ataru no  puede ver quién le sigue, así que debe pensar rápido. Ve una señal muy  oxidada que pone "DETOUR, 500 yrds", señalando a la derecha. Quizá el  susodicho desvío ya no existe, pero hay que librarse de la garrapata.
"Acelere  y métase en el ese desvío a 500 yardas". El chófer obedece. Perumu,  atento al coche, no ha reparado en la señal, no se espera el acelerón y  pierde el Chrysler de vista tras una cuneta. No sabe que, camuflado por  malas hierbas, hay, en efecto, un desvío inmediatamente antes de ésta.  Perumu no conoce el terreno lo suficiente como para detectar esa vieja  carretera. Ha perdido a su objetivo.
El Chrysler para en un claro  sobre una pequeña colina. No hay asfalto. Es un círculo de arena, sin  duda un antiguo punto de cambio de sentido.
"Creo que los hemos  despistado, Sr. Mor..." El chófer se para a media frase. Siente que le  han puesto algo en la espalda, y es evidente de lo que se trata.
"¿Sr. Moroboshi...?", pregunta el chófer, un poco turbado.
"Las  manos en alto, tío", le contesta Ataru, encañodándolo con su Desert  Fox, que ha llevado en todo momento oculta bajo el Asashi Shimbun, "Qué  es lo que pretende?"
"Señor..."
"¡CONTESTE!"
"Llevarle al Ministerio de Justicia, ya se lo he dicho en el aeropuerto..."
"Ah,  sí. Pues ha llamado allí y me han dicho que no habían enviado ningún  chófer. Se supone que me debía llevar otra persona, y en dirección a  Kingston,
no en la contraria. ¿Se piensa que soy gilipollas o qué? ¡Desembuche! ¿Quién le manda?" 
En  un rápido movimiento, el chófer intenta agarrar un revólver de la  guantera, pero Ataru se ha dado cuenta y le golpea en la cabeza con el  cañón de 
la pistola. El impostor queda medio aturdido, lo que Ataru  aprovecha para abrir la puerta del coche, agarrarlo del pescuezo y  tirarlo fuera, no sin antes
coger el revólver de la guantera. Ataru salta del coche y enfunda ambas pistolas.
"Levántese, media mierda"
El  felón se levanta y se abalanza sobre Ataru. Éste logra agarrarlo y  hacerle una llave de judo (uno de los estilos combinados del  hi-no-tori).
Ataru pretende neutralizarlo por la vía rápida pisándole  el cuello, pero es demasiado lento y su adversario desvía el pie,  apartando a Ataru,
que logra aguantar el equilibrio por los pelos. El  tipo vuelve a cargar, pero Ataru lo agarra por las solapas, le da un  rodillazo en las partes, le pega un puñetazo, carga con la espalda y  culmina agarrando al rival ya vencido por la cabeza y la estrella dos  veces contra el ardiente capó. De paso, el ataque le ha dislocado un  brazo al tipo, por lo que está a su merced. El chófer no ha lanzado ni  una sola queja, pero su respiración agitada señala que está dolorido.  Agarrándolo por la cabeza, Ataru le "come la oreja" para intimidarlo  mientras mantiene la cabeza agarrada:
 
"¿Me va a decir para quién trabaja o sigo usándolo como saco?"
En  lugar de responder, el chófer se echa la mano sana a un bolsillo  interior de su americana. Ataru le asesta un shuto ushi en el brazo  malo.
"He dicho que hable, no que se mueva"
"De... Dejeme... Al menos... Fumarme un pitillo"
Ataru  ve que en efecto, el tipo ha echado mano a una simple cajetilla de  tabaco. Encuentra divertida la situación "¿Acaso prefiere el suicidio 
a unos cuantas hostias? En fin, allá usted con su salud."
El  chófer coge un pitillo y lo mira por dos segundos, como pensándose  algo. De pronto, en lugar de ponérselo en la boca, muerde el filtro.  Ataru
queda sorprendido cuando el tipo empieza a tener convulsiones  en el acto. Le da la vuelta y lo agarra por las solapas. Solo le queda  un hilo de vida. Cuando
están cara a cara, el chófer dice:
"Que... Te follen... Moroboshi"
Y  muere. Ataru lo suelta y agarra la cajetilla. Instintivamente, la  huele. Eso no huele a tabaco rancio como el que fumaba su padre o su  profe
de inglés, Onsen. Más bien huele a almendras.
"¡MIERDA... SU PUTA MADRE Y LA DE MIS BOCAS!", es lo único que acierta a decir el agente 7F temblando de ira.
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TRIVIA

Chrysler LeBaron: Gama de coches aún vigente. Se creó en 1980. Este es el modelo convertible de 1983, el que he encontrado más adecuado para esta historia. Ataru lo usará durante toda la misión. Ya que han intentado secuestrarte, quizá para meterte un tiro en la nuca, al menos róbales el bugati, ¿no?

Mercury Bobcat: Versión del Ford Pinto hecha por su filial Mercury, fue uno de los primeros turismos de pequeño tamaño que tuvo éxito en EE.UU. Perumu usa uno de 1977 con cristales ahumados porque es el único que había de alquiler que tenía tal ñapa, que si no, se pilla algo más moderno. Si llega a alquilar uno sin cristales ahumados, Ataru lo hubiera visto y tururut viola para el chófer ese (o para Ataru) al instante, pero entonces, ande está la emosión, ¿eh?

Aeropuerto Internacional Norman Manley: Segundo aeropuerto de Jamaica en tráfico; el primero está en Montego Bay, al otro lado de la isla. Un ambicioso proyecto de ampliación y remodelación lo convertirá bien pronto uno de los tres más importantes del Caribe.
 
       
		
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Muramasa -