Consola que mola: Epoch Cassette Vision
Como se vio en el episodio sobre la Bandai Super Vision 8000, Japón tuvo unos comienzos un tanto lentos en el mundo del videojuego.
Tras el fracaso de la máquina de Bandai, los pongs - especialmente los de Nintendo - siguieron siendo la máquina de elección del jugón doméstico japonés, que para jugar a otras cosas prefería irse a los arcades, donde se le ofrecían juegos mejores, más variados, y, por encima de todo, de fabricación nacional (ja sabemos cómo son los japos en cuanto a tecnología...).
Pero en julio de 1981, una importante juguetera tokiota metida en el mundo del videojuego, Epoch Co. - famosa a nivel internacional por la serie de muñecos Sylvanian Families que aquí distribuyó la también nipona Tomy (Sólo-de-To-my, cantaba el anuncio. Qué pillines...) - decidió intentarlo de nuevo con una consola de cartuchos programables. Era la Epoch Cassette Vision, de nombre engañoso, pues no funcionaba con cassettes.
Era otro mamotreto de esos tiempos, como podéis comprobar, pero no era excesivamente compleja: no tenía mandos, sino dos pares de diales, una pequeña palanca y dos botones por lado.
La consola en sí ya estaba atrasada de salida: era poco más que un pong tuneado para que funcionara con cartuchos. Inferior a la Super Vision 8000 e incluso a la cuatro años anterior Atari 2600, la deberíamos comparar con la Fairchild Channel F para hacernos una idea de sus prestaciones (y así y todo la Channel F era mucho más compleja y completa que esta): resolución de 54x62, capacidad para mostrar 8 colores en total, 2 KB de memoria y consumo de solo 12 voltios.
Parecía destinada al fracaso, pero, sorprendentemente no fracasó. Sin ser un gran éxito de ventas y con una librería de solo 11 juegos, la Cassette Vision duró poco pero se vendió relativamente bien debido a dos factores:
1. Que era muy, pero que muy barata: solo valía 13.500 yenes (muy poco para unc consola de esa época), y cada juego salía por 4.000.
2. Que uno de esos 11 juegos se convirtió (siempre en términos relativos) en el primer best seller de la historia del cartucho japonés: Kikori No Yosaku.
En efecto, hamijos, el primer gran éxito de la historia del videojuego doméstico japonés fue un juego de leñadores.
El éxito fue suficiente como que para dos años después saliera la hermana pequeña de la Cassette Vision: la Cassette Vision Jr., más pequeña y más barata (5.000 yens), pero aún sin mandos.
Y, un año después aparecería su sucesora, la Super CV, que merece episodio a parte.
Así pues, loor y gloria a la máquina que inició la maravillosa historia de la industria del videojuego nipón de los 80 y los 90.
TATAKAE, SUPPA KASETTO VISION!!! La modesta que luchó para abrir el camino a las grandes
Fuente: http://www.videogameconsolelibrary.com/pg80-cass_vis.htm
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