Libros, libritos y libracos: Las extrañas aventuras de Solomon Kane
Robert E. Howard ha sido uno de los mejores escritores “pulp” de todos los tiempos, y solo su enfermiza personalidad y la Gran Depresión nos impidieron ver mucho más de él de no haberse quitado la vida a los 30 años (ahogándose en el gas de su coche).
Su primera gran creación y triunfo fue la figura de Solomon Kane, una figura singular en la época: un individuo que lucha por la Cristiandad usando toda la violencia necesaria (un sable y dos trabucos) frente a fenómenos paranormales y diabólicos. Pero como si no fuera suficientemente original la idea, Kane evoluciona a lo largo de sus aventuras para cuestionar sus propios ideales: empieza a luchar menos por Dios y más por la Justicia, llega a blasfemar contra un Ser Supremo que a veces le parece cruel e injusto en sus designios (siempre se arrepiente) y acaba creyendo y ayudándose de la magia gracias a un poderoso bastón vudú que le regala su amigo, el poderoso chamán N’Longa, que le permite exorcizar demonios que están más allá de la idea cristiana del mundo.
Esta colección de relatos de la editorial Valdemar no está completa, ya que faltan sus aventuras en verso, la aventura completa “Espadas de la hermandad” y algunas historias incompletas que acabó el gran escritor de fantasía L. Sprague de Camp, con lo que te deja con ganas de más (siempre se puede leer la relativamente reciente colección de cómics), pero como extra contiene el debut de Red Sonja, la heroína del Renacimiento que Stan Lee convirtió en compañera de mundo de Conan y Kull, también creados por Howard, y de la recientemente se ha demostrado que es ascendiente directa de Mary Jane Watson/Parker en un crossover con Spidey. La Red SonYa (“Sonja” es el nombre “marveliano”, y el que uso por costumbre) literaria es una mujer centroeuropea que clama venganza contra el Imperio Otomano y en particular contra su traidora hermana, favorita del sultán Solimán el Magnífico. Su única aventura original se desarrolla durante el Sitio de Viena de 1529.
Volviendo a Kane, sus aventuras son tétricas, mostrándose aún en la narrativa de Howard muchas influencias lovecraftianas, que no ya no son tan notables en las aventuras de Conan. Pero al contrario que Lovecraft, Howard no es, digamos, deliberadamente racista en sus historias desarrolladas en África. Sin embargo, las descripciones de las criaturas grotescas y malvadas dan la idea de que Kane se está enfrentando a las hordas de Cthulhu.
La lectura es ágil e inquietante; por todas partes acechan alimañas y trampas mortales, y las escenas de acción están bien narradas. Te situan en pleno centro de las batallas; la traducción es buena.
Así pues puedo decir que es un lectura recomendable para aquellos que gozan del género fantástico pero que exigen siempre sus momentos de acción peliculera. Te dá lo que muestra ese pasote de cubierta, nada más y nada menos.
Como es habitual en las ediciones de bolsillo de Valdemar, y en la colección El Club Diógenes en particular, el libro es pequeño y manejable, pero cómodo de leer, con una tipografía de tamaño mediano y un espaciado considerable.
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