Consola que mola: VTech CreatiVision
Con tanta “vision”, las consolas de la época parecían más nombres de ópticas que de aparatos para el entretenimiento doméstico, coño! En fin…
LA CONSOLA
Resulta sorprendente que el segundo intento de Asia por hacerse con un sitio en el mercado de los videojuegos tras el fracaso de Super Vision 8000 no viniera de Japón, pero así fue. Creativision venía de un país que en un futuro próximo se podría convertir en una potencia videojueguil: China (solo hay que ver la de estudios que compañías como 2K han abierto en el gigante asiático), más concretamente de la ciudad de Hong Kong, entonces bajo tutelaje británico.
Vtech Ltd. (abreviatura de Video Technology Limited) es actualmente más conocida aquí por sus juguetes educativos electrónicos, pero en 1981 era una joven empresa (fundada en 1976) que tenía cierta reputación en el mundo informático por sus ordenadores de bajo coste. Observando la fiebre de los videojuegos, en Vtech quisieron apuntarse a la movida y poner su granito de arena en el mundillo. Pero no por ello iban a abandonar su enfoque hacia el mundo de la informática: en efecto, su producto iba a ser otro híbrido consola-ordenador. Si es que no aprendían, ni aprendieron hasta que fue tarde! Bueno; el hecho es que se basaron en la APF Imagination Machine y en la ambiciosa conversión de Intellivision en ordenata para crear un aparato que sirviera para que la chiquillada y sus familias se iniciaran en la informática. La consola sola era tal que así:
Y dentro de la carcasa estaba contenido el sistema de videojuegos más poderoso de la época: con un microprocesador Rockwell 6502A como cerebro, un Texas Instruments TMS9928/9929 para el vídeo, que permitía una imagen de lo más nítida, si bien a día de hoy los colores se ven muy apagados (Atari seguía siendo la reina de los colorines: 16 de esta contra 256 de la 2600), y un generador de sonido Texas Instruments SND76489 de tres canales en mono… Y además salía por un precio relativamente bajo para un híbrido: 500 $ (Bueno, al ser “Made in Hong Kong” ya se sabe…) . El sistema completo tenía este aspecto:
En 1982 y con un catálogo de clones de éxitos de la época, la consola se lanzó en Hong Kong a inicios de año. El relativo éxito de la consola llevó a Vtech a licenciarla para otros países, y a los pocos meses se distribuía en Alemania (donde la sacó Sanyo), Italia (Zanussi), Austria, Suiza, Suecia, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica (Telefunken, Hanimex) e incluso Japón. En Italia (en este caso por encima de los otros), Suecia, Alemania y Oceanía fue especialmente bien recibida. A España no llegó.
Uno de los factores que más contribuyeron a este pequeño éxito de la consola fue una campaña de marketing que intentaba venderla como un ordenador más capaz que el Commodore VIC-20 y el Atari 400. En Australia funcionó muy bien la venta del conjunto completo, al que rebautizaron como Wizzard. Era realmente un ordenador que salía económico y tenía buenas prestaciones, aunque en el fondo no fuera más que una consola tuneada. La cosa iba viento en popa: incluso existían dos clubs de fans de la consola, el oficial de Vtech y uno no oficial en Australia.
A principios del 83, y quizá espantados por el avasallador éxito de la poderosísima Colecovision (a la que también le desarrollaron periféricos para convertirla en ordenata… Pero de eso ya hablaremos, que tuvo tela), los chicos de Vtech lanzaron la versión 2.0 de la consola: Funvision, que no presentaba ninguna novedad espectacular. Pero entonces… EL CRASH DE 1983!!!
Ahí acabó todo: la caída del mercado del videojuego golpeó en la línea de flotación de la CreatiVision con mucha fuerza, y Vtech la abandonó a su suerte para crear ordenadores “de verdad” igual de económicos. Se abandonó un proyecto para hacerla compatible con la Colecovision (sin permiso, claro: entonces era legal, repito, gracias a la misma Coleco; ya os contaré) y se abandonó la programación de videojuegos comerciales. Así, con unos 25 juegos oficiales, la gran mayoría clones, CreatiVision dejó de existir oficialmente a inicios de 1984. Acababa así la historia de la primera consola asiática que llegó a tener al menos cierto renombre internacional.
LOS JUEGOS
Tras encontrar un buen emulador he podido sacar conclusiones sobre esta consola. Lo diré claro. Gráficamente era muy buena: sus juegos debían ser una delicia visual para la época, hechos por programadores que se notaba que sabían lo que hacían y entiendo que CreatiVision tuviera tantos fans. Lo malo es la falta de originalidad de éstos. Todos, y digo, TODOS eran clones/plagios casi (o sin el “casi”) literales de clásicos arcade con gráficos excelentes pero sin el encanto de éstos ni de sus versiones originales para consola. Llegaron al punto de autoplagiarse un par de ellos, supongo que para evitar la ira de Ray Kassar y los abogados de Atari, Namco, Taito, Nintendo, Coleco, Williams y otras compañías de la época. Además, quedó pronto obsoleta: Colecovision tenía unas capacidades gráficas y sonoras más o menos iguales, valía la mitad que el sistema CreatiVision completo y tenía un catálogo superior y más amplio. Y además tuvo a otros dos fortísimos rivales en Atari 5200 y la innovadora Vectrex, también con mayores y mejores catálogos de juegos. Sin embargo, no puedo negar que he pasado ratos muy entretenidos con los juegos de Vtech.
Lo peor:
Air-Sea Attack: Detesto los juegos de submarinos. Y punto.
Crazy Pucker: No es que sea malo. Al contrario, es una excelente muestra de cómo los programadores de VTech se curraban sus clones. Pero aquí entra lo que he dicho antes de autoplagiarse: la copia de Pacman era tan descarada que incluso fusilaron el marco que rodeaba la pantalla en la recreativa original. Namco se debió a lanzar como un tigre contra VTech, porque el juego se convirtió pronto en Crazy Chicky. La nariz fálica del Pacman clónico no tiene desperdicio.
Lo mejor:
Astro Pinball: Si hay un juego que muestra a primera vista el poderío gráfico de la CreatiVision, este es Astro Pinball. En comparación con los videojuegos de maquinitas de millones de uso doméstico que se iban realizando, este domina a totalmente a los demás con su mesa inclinada y de aspecto realista. El juego en si no es gran cosa, pero técnicamente resulta ser a mi juicio el más fácil de comparar con el resto vista la abismal diferencia con los demás.
Police Jump: Decente clon del Donkey Kong pero menos colorido que aquél y con gráficos desiguales (el edificio es una maravilla, las rampas y escaleras son penosas). De todos modos me ha entretenido cantidá.
Crazy Chicky: El aparente remake de Crazy Pucker, o, para ser más exactos, el ya famoso autoplagio. Es un Pacman a la inversa: somos una gallina que tiene que llenar la pantalla de huevos o bien de heces (pues los puntos dejan sitio a la imaginación) sin que nos pillen los malos, que ahora son zorros. Toda una curiosidad.
Soccer: El juego de fútbol para consola más decente de la época si no tenemos en cuenta lo entretenido pero primitivo que es el Atari (o Pelé) Soccer. Sus gráficos eran casi de recreativa, aunque esos jugadores calvos sin pantalones son de lo más inquietantes para los que no vivimos esa época. Aprovecho esta circunstancia para anunciar que estoy preparando otra sección sobre videojuegos llamada Evolución Loqueséamon. Os dejo que supongáis de qué irá.
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